12—Así que, exáctamente ¿cómo puede un alcohólico que tiene disposición, seguir poniendo su vida y su voluntad al cuidado de un Poder Superior? Hemos visto que ha empezado a lograrlo, al confiar en A.A. la solución de su problema alcohólico. Por ahora lo más probable es que ya se haya dado cuenta de que tiene otros problemas además del alcoholismo, y de que algunos de estos no puede resolverlos con toda la determinación y el valor de que es capaz. Sencillamente no los cambia; lo hacen desesperadamente infeliz y amenazan su recién lograda sobriedad. Nuestro amigo todavía es (1) víctima del remordimiento y del (2) sentido de culpabilidad, cuando piensa en el ayer. (3) La aflicción lo domina cuando piensa en aquellos a quienes todavía odia o envidia. (4) Su inseguridad económica lo preocupa hasta enfermarlo. (5) El pánico lo domina cuando piensa en todas las puertas que el alcohol le ha cerrado. (6) ¿Y como va a arreglar ese problema que le hizo perder la estimación de su familia y distanciarse de ella? Con su valor solitario y sin ayuda de nadie, no lo logrará. Seguramente que ahora necesita depender de “algo o de alguien”—.
13—Al principio, lo mas probable es que ese “alguien” sea su mas allegado amigo en A.A. o su Padrino. Tiene la seguridad de que sus serias dificultades, ahora agudizadas por que no puede usar el alcohol para aliviarlas, tambien pueden resolverse. —Desde luego su Padrino indica que la vida de nuestro amigo todavía es incontrolable a pesar de estar sobrio, y que después de todo apenas está en el principio del programa de A.A. Una sobriedad más prolongada, por la admisión de que es alcohólico y por su asistencia a varias reuniones, está muy bien desde luego; pero lo más probable es que este estado todavía esté lejos de significar una sobriedad permanente y una vida satisfecha y útil—. Allí es donde entran los demás pasos del Programa de A.A. Nada que no sea una acción continua basada en ellos como **Norma de vida, puede dar el tan deseado resultado—.
*Problemas del recién llegado (6)
**Programa de A.A. Primero: un programa de vida, después una norma de vida.
14Entonces se nos aclara que los otros Pasos del Programa de A.A. solo se pueden practicar con éxito, cuando se ha ensayado el Tercer Paso con empeño y perseverancia. —Esta afirmación puede sorprender a los recién llegados que no han experimentado mas que una continua desanimación y una creciente convicción de que la voluntad humana no vale nada. Se ha persuadido y con razón, de que además del problema del alcohol, muchos otros no podrán vencerse únicamente con una valerosa embestida, si la fuerza proviene del individuo aislado. Pero por ahora parece que hay ciertas cosas que el enfermo por sí mismo puede hacer el solo. De acuerdo a las circunstancias particulares, y por sí solo, necesita desarrollar la cualidad de la buena voluntad. Cuando adquiere la buena voluntad, él mismo podrá decidir a esforzarse. Tratar de lograrlo es un acto de su propia voluntad. Todos los Doce Pasos requieren un esfuerzo individual del individuo, para poder amoldarse a sus principios, y así a la voluntad de Dios—.
15Cuando empezamos a amoldar nuestra voluntad a la de Dios, es cuando empezamos a usarla debidamente. Para todos nosotros ésta ha sido una revelación admirable. Nuestro mal ha sido el mal uso de la fuerza de voluntad. Con ella tratamos de demoler todos nuestros problemas, en vez de tratar de que estuvieran de acuerdo, con las intenciones de Dios para con nosotros. Conseguir que vaya aumentando nuestra capacidad para lograrlo, es el propósito de los Doce Pasos de A.A., y el Tercer Paso nos abre la puerta.
16Una vez que estamos de acuerdo con estas ideas, resulta fácil en realidad empezar a practicar el Tercer Paso. Cuando tenemos disturbios emocionales, o momentos de indecisión, podemos hacer una pausa y decir “Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar. Valor para cambiar las que si puedo y; sabiduría para conocer la diferencia. Hágase tu voluntad y no la mía”.
|
|